Una travesía nunca termina cuando termina. No se sabe cuándo termina ni en dónde. Muchos de nosotros sentimos que hemos llegado a tierra movediza.
Algo ha de haber cambiado. Hemos sido atravesados por el río como en el poema de Juan L. Ortíz, y eso será algo que no terminará de finalizar.
Je, me gusta.