Hacia Asunción

Rico ceviche de boga y brindis en cubierta. Rico ceviche, che, diríamos todos relamidos. Ignacio y Emi habían comprado la boga en Pilar y la habían hecho a la mañana.

Luego asadacho jefe, como diríamos algunos. Un domingo anterior habíamos avistado la parrilla que tenía la tripulación y que se estaba usando para el asado que no comeríamos nosotros. Así que Pablo A., armado con sus mejores armas para convencer, lo hizo para que tuviéramos nuestro asado también.

Íbamos a llegar tempranísimo a Asunción, así que por esas cosas que no se comprenden, por primera vez el barco tuvo que atrasar su llegada. Teníamos que llegar a la mañana, cuando el equipo de tierra de Canal Encuentro pudiera filmar algo.

El día transcurrió. Siguieron charlas, como siempre. Había sí una mezcla de emociones. Cosa rara.

Quería ver la llegada a Asunción. Como siempre fuimos a cubierta después de la cena. Ya se notaba la llegada a sectores más urbanizados, el olor delataba la ciudad.

El gin tonic corrió de la mano de Facundo y Eugenio.

A lo lejos el Cerro Lambaré. Quedamos allí esperando el amanecer. Se adivinaban siluetas.

Yo todavía tenía que hacer mi valija, ordenar cosas. Ya me temía que no dormiría nada, dormí casi nada. Salí de mi camarote cuando se podía ver algo.

Ya algunos, los de siempre, estaban arriba. Fuimos viendo la llegada a Asunción. Los molinos, Ita Pyta Punta (no la veía desde el río hace no sé cuánto tiempo), la bahía, el puerto. Allí la sorpresa: Claudia y Félix esperándonos. Ana saludaba desde el muelle, corría.

Cerro Lambaré

Ita Pyta Punta

Puerto de Asunción