(lupa)

en Ediciones de la URA

Insectos de Lia x Natalia Daporta

Lia tiene algo con los bichos. No lo decimos por La Ura, la editorial que creó con Fredi Casco. O sí, lo decimos por eso, pero más que nada por la manera en que van apareciendo en las páginas de (lupa), que será lanzado el próximo 22 de diciembre, justo antes de que termine el año, una época en la que parece transcurrir al menos algunos de los momentos narrados. Aparecen cucarachitas verdes, bichos innominados que se pelean con la luz, cigarras y libélulas. Y aparecen otros bichos que no son bichos de entomólogo, pero son igual, moscas imaginarias que a todos nos zumban al oído o hormiguitas que nos recorren, la mayoría de las veces sin que nos demos cuenta.

Lia pone una lupa encima de las pequeñísimas cosas cotidianas y no se diría que las amplía, sino que nos da la oportunidad de mirarlas despacito, con detalle, en cámara lenta y casi ir sintiéndolas a medida que las describe. Entonces rascarse o apoyar la punta del dedo en una baldosa dejan de ser actos automáticos y lógicos o ilógicos y se convierten en un momento para guardar en una de esas pelotas de vidrio hechas para ser volteadas y para ver el contenido caer, sin salir nunca de la esfera. El pensamiento más banal -más absurdo bajo ciertas lupas-, la sensación más ínfima -más insignificante, según las mismas ciertas lupas- viven de una manera diferente y casi preciosa cuando Lía nos los describe.

La apacible incomodidad consigo misma. El texto -o los retazos de textos bordados entre sí- parece fingir profilaxis. Lía hace que la protagonista sienta extrañas sus propias manos, extraña su voz y extraño hasta el cuadrado de cielo que le toca ver desde su patio.
Memoria olfativa. La lupa nos deja ver hasta lo invisible. Lo que nunca nadie pudo ver, que son los olores y que pueden tener una presencia más densa que mil millones de cosas visibles. Y nos deja ver otra cosa que se oculta a la mirada común y que son los dolores, pequeños o, tal vez, disimulados.

Si no fuéramos nosotros mismos y nuestra cotidianeidad los que estamos debajo de la lupa, podríamos darnos cuenta, mirando desde arriba de la lente, que los insectos observados seamos probablemente nosotros mismos.