Cuando salimos de Formosa, debemos hacer migraciones. Recién en Asunción deberemos hacer la entrada al Paraguay (en Pilar, fue solo una escala). Lo que dure el tramo estaremos en ningún lado.
Pasaremos la noche sin asentamiento en país alguno: Ya se prefigura un nuevo país, el que conformamos en ese tramo. Algunos ya lo llamen el Paranara’angaland, con Pere hemos pensado una moneda, le pedí que fuera plegable; él ya le dotó de nombre: el Convivio.
Los chistes al respecto de este no-país esconden pequeñas críticas a esos límites que en realidad son fronteras permeables y poco definidas. Esos niños que cruzan desde Alberdi a Formosa para ir a la escuela ¿sabrán de límites? Límites, ¿qué límites?